La pérdida de un ser querido es uno de los momentos más complicados que todo ser humano debe afrontar alguna vez en su vida. La muerte de un allegado “provoca un impacto importante en todas las áreas vitales de la persona doliente. A nivel emocional se van a ver alteradas sus emociones (su intensidad y frecuencia) y estarán afectadas durante unos días la atención, la concentración, la forma de pensar… Y el rendimiento académico o laboral pueden disminuir”, expone Vicente Prieto, psicólogo y director de la Clínica del Centro de Psicología Álava Reyes y autor de “La pérdida de un ser querido” (Ed. La Esfera de los libros), obra en la que muestra cómo encauzar el impacto y seguir adelante. “Es muy probable que sienta distintos síntomas físicos relacionados con la ansiedad, tensión, cambios en la temperatura, afecciones gastrointestinales, nerviosismo, dificultades para dormir, lloros espontáneos y frecuentes”, dice Prieto. La tendencia a aislarse, el poco interés por las actividades cotidianas y la falta de decisión son también frecuentes. En este momento, “habrá entrado en el proceso de duelo“, continúa. El duelo es un estado psicológico que “facilita asumir progresivamente la pérdida y adaptarse a una vida sin la persona querida. Posibilita que se vayan retomando las responsabilidades familiares y profesionales y que se fijen nuevos objetivos e ilusiones que normalicen el día a día”, explica el psicólogo. No se trata de olvidar al ser amado, pero “poco a poco y durante este proceso se aprende a vivir sin esa persona“, sigue. Tantos duelos como personas Cada persona además pasa por su propio duelo. “Dependerá de distintos factores individuales y del entorno. Si la persona ya se ha enfrentado previamente a una pérdida o no, si tiene una red de apoyo familiar o amistades o está sola, si es una persona muy dependiente, si se ve más o menos afectada en su economía. Es importante, desde el punto de vista de la afectación, si el fallecimiento era o no esperado y la manera de morir. Todos estos factores y muchos más hacen que cada duelo sea distinto en cada persona“, cuenta Prieto. Puede ser normal y comenzar tras el fallecimiento: “se siente mucha aflicción y tristeza. Poco a poco se asume la pérdida, se convive con el dolor y se va retomando sin esa persona”, manifiesta. Mientras que ante una enfermedad terminal “se puede tener un duelo anticipatorio, desgaste emocional y pensamientos sobre cómo será todo después de la pérdida. Tras la defunción se irá asumiendo poco a poco”, prosigue. En otros casos, cuenta el psicólogo, como pueden ser aquellos en los que existía una relación muy dependiente, este proceso es más complicado y la dificultad de adaptarse a la nueva situación marcará la experiencia. “Existe un temor intenso a la separación y no se perciben capaces para asumir todas las responsabilidades que antes tenían delegadas. El proceso de duelo va a ser muy intenso, duradero y provocará muchas limitaciones a la persona doliente. En estos casos es importante que reciba tratamiento psicológico”, aconseja. Según Prieto cada persona vive el duelo de manera distinta y no siempre tiene que pasar por las fases que se describen en los manuales. En este sentido, es probable que durante los primeros instantes se sienta cierta incredulidad, sobre todo si la muerte ha sido inesperada. “Ese estado de embotamiento y falta de reacción emocional ayuda a relativizar la severidad de esa muerte, nos prepara para soportar el impacto emocional”, afirma. Así, la pérdida se irá asumiendo paulatinamente y los primeros síntomas de ansiedad aparecerán ante lo irreversible de la situación. “Tendrás incertidumbre sobre lo que va a pasar durante los primeros días. Puedes tener pensamientos repetitivos sobre la persona fallecida, recuerdos e incluso sueños. Es probable que haya también alteraciones físicas y problemas para dormir”, sostiene. Con el paso de los días se entra en “un proceso de asimilación, aceptación y adaptación. Se siente dolor y tristeza mientras se inicia una vida más normalizada y se retoman las responsabilidades en todas las áreas vitales”. Sentirse mejor, no es olvidar Hay que tener en cuenta además que no existe un tiempo prestablecido para superar una pérdida. “El tiempo emocional no tiene nada que ver con el tiempo cronológico”, como explica Prieto. En ocasiones se presiona a la persona doliente “para que haga una vida normal lo antes posible o para que no esté triste o para que no hable del pasado. Todo el mundo necesita un tiempo de asimilación y el doliente necesita comprensión, empatía y apoyo dependiendo de sus necesidades. No es correcto alterar su tiempo”, expresa. Asimismo, el dolor es algo natural que se debe sentir puesto que se trata de una respuesta normal ante momentos complicados. “Debemos autorizarnos a nosotros mismos a estar tristes, a expresar lo que sentimos, a echar de menos y pensar en quien ya no está, a tener lloros espontáneos… Tenemos que convivir con nuestro dolor y asumir que la persona ya no está pero nos ha aportado muchas cosas útiles e interesantes que siempre nos van a acompañar”, expone. Sin embargo, concluye Prieto, no se debe mirar hacia otro lado o permanecer congelados en el momento de la pérdida: “Hay que retomar el pulso del día a día poco a poco. Sentirnos mejor no es olvidar, simplemente es vivir”. Algo que se logrará “estableciendo objetivos diarios y haciendo todo lo posible para alcanzarlos, retomando los estudios o el trabajo, rodeándonos de personas queridas y recuperando las relaciones sociales y todo aquello que nos gusta hacer. En definitiva, se trata de permitir que el día a día vuelva a ser ilusionante“, sugiere.
Mitos sobre el proceso de cremación
Tras el deceso de un ser querido, muchas personas optan por el proceso de cremación del cadáver, pero pocos saben en qué consiste y cómo se realiza este procedimiento o desde qué tiempo se viene practicando este acto tradicional. La cremación es quizás una de las prácticas religiosas más antiguas, pues esta data aproximadamente del año 3000 a. c. y a pesar de que la Iglesia Católica recién aceptó esta práctica en 1963, son más las personas que deciden despedir a sus seres queridos a través de este medio. Así como la cremación ha aumentado, los mitos y leyendas alrededor de ésta también lo han hecho, pues la mayoría de estas creencias están fundadas en el poder de la imaginación y en el desconocimiento de un proceso que cada vez se realiza con mayor rigurosidad. Por esta razón, en este artículo se le brindará toda la información que se necesita para comprender mejor este proceso de cremación , y así, usted y los suyos tengan más claro en qué consiste. Rompiendo mitos ¿Son las cenizas que nos entregan, las verdaderas del familiar que estamos despidiendo?, ¿Se mezclan la cenizas con la de otros cadáveres?, El cadáver, ¿se crema con ropa o sin ropa?, ¿Se revenden los ataúdes?, ¿El cadáver cuando está siendo cremado se sienta?, estas y otras preguntas son las que se realizan con frecuencia respecto a la cremación. Para responder a estas preguntas, hay que entender en su totalidad el proceso de cremación . Antes de cremar un cadáver, el cuerpo debe ser preparado para ello, se asegura de que no quede nada en el féretro. Objetos de alto valor, implantes y elementos metálicos son retirados. El cadáver ingresa a la cámara con la ropa y los posibles elementos que los familiares consideran que no tienen importancia. También revisan que el difunto no tenga un marcapasos. Si el marcapasos es quemado junto con el cuerpo, este puede ocasionar una gigantesca explosión . En la cámara solo puede entrar un cuerpo, está prohibido quemar más de un cuerpo al mismo tiempo . Una cámara puede alcanzar temperaturas entre 750ºC y 1.000ºC y es tal la temperatura que alcanza, que si se usó el viernes por la tarde, el lunes aún estará caliente. Otra creencia popular también indica que el cadáver se empieza a sentar al interior de la cámara cuando comienza a quemarse, debido a que el fuego afecta las terminaciones nerviosas. Este mito es falso, pues el cuerpo primero se empieza a deshidratar hasta que se seca y se prende de forma natural. Y finalmente , las cenizas que se entregan son las del ser querido sin ningún tipo de alteración. Estas son mezcladas con cenizas de otras personas, puesto que en cada cámara solo entra un cuerpo y todo cuerpo es incinerado con la ropa que la familia haya elegido. ¿Qué experimenta el cuerpo durante la cremación? Durante el proceso de cremación , el ataúd arde primero, junto con el cuerpo, que evapora toda el agua restante. Lo primero en arder es el pelo y piel, seguido de los músculos que se contraen para después ser carbonizados. Los tejidos blandos se convierten en polvo mientras que los huesos se carbonizan. En este punto, el cuerpo se ha reducido a huesos, los cuales han de ser rotos manualmente o con una máquina que gracias a múltiples cuchillas de alta resistencia los transforman en polvo, como el resto del cuerpo. Todo el proceso dura unas 2 y 3 horas, dependiendo del tamaño y peso del difunto, el tipo de ataúd y la temperatura media de la cámara de cremación. Ventajas de la cremación El proceso de cremación es una gran alternativa que puede usar para despedir a ese ser querido y dando respuesta a los falsos mitos que existen alrededor de esta práctica se busca generar confianza y respaldo a este procedimiento, pues adicionalmente está regido por la ley y las funerarias que prestan dicho servicio deben cumplir con los estándares establecidos.
Porque contratar un plan de previsión
La familia es lo más importante que existe en la vida de una persona y por consiguiente hay que aprender a valorarla, cuidarla y protegerla ante cualquier adversidad o peligro que pueda suceder en la vida cotidiana. Con la actual pandemia se ha hecho indispensable pensar en el cuidado de la familia. Cuando se habla del cuidado, no solo nos referimos a la protección, sino al bienestar de las personas cercanas que pertenecen a nuestra familia. Querer protegerlos es un instinto natural que tenemos todos los seres humanos, por tanto, velar por la seguridad, la salud y el futuro de estas personas se convierte en una prioridad. Entre las prácticas que se emplean para cubrir esta necesidad son los servicios de protección familiar, que ayudan a las personas a evitar imprevistos que implican consecuencias negativas tanto económicas como personales. Por servicios de protección familiar se entiende cualquier tipo de póliza que protege al asegurado y su entorno familiar, ante aquellos riesgos que puedan ocasionar un perjuicio económico afectando el patrimonio de la persona. Es decir, al proteger a la familia con este tipo de servicios se garantizará una cantidad de dinero o el cubrimiento de gastos determinados, si se llega a producir un fallecimiento, accidente, enfermedad o cualquier otro tipo de calamidad que pueda afectar al vínculo familiar. Entre los servicios de protección familiar están los planes de previsión, seguros para mascotas, accidentes, de vida, de enfermedad, entre otros. Planes de previsión Al proteger a la familia una de las acciones más inteligentes que se pueden realizar es adquirir un servicio de previsión, puesto que en un momento tan doloroso como es la pérdida de un ser querido, permitirá al asegurado desentenderse de costos y trámites fúnebres. Los servicios son muy beneficiosos, pues están diseñados para cubrir los costos de la ceremonia funeraria, el crematorio, el traslado del cuerpo desde la funeraria hasta el lugar de la ceremonia y demás servicios que normalmente tienen un costo elevado al adquirirse de manera particular. Los servicios de protección familiar relacionados con este tipo de temas no suelen ser muy comunes en el país, puesto que tan solo el 40% de las personas cuentan con un seguro. Sin embargo, adquirir una póliza que se haga responsable del costo de los servicios funerarios es proteger a las familias del impacto que es perder a un familiar. Existen Compañías especializadas que ofrecen seguros de acuerdo con diferentes necesidades y presupuestos. Por eso, al momento de seleccionar un plan de previsión ideal es necesario verificar todas las opciones, cubrimientos, costos y beneficios extras que están incluidos en este tipo de servicios. Al contratar un plan de previsión es importante que este incluya lo siguiente: Asimismo, existen planes con beneficios adicionales incluidos en estas pólizas que pueden ser útiles para el bienestar de todos los beneficiarios como: Los planes de previsión son fundamentales en los servicios de protección familiar, ya que brindan acompañamiento, seguridad, respaldo y tranquilidad en una situación difícil de afrontar. Seguros para la protección Familiar Los seguros para la protección familiar forman parte de los seguros personales y tienen como principal objetivo asegurar a una persona y a su familia en caso de cualquier imprevisto. Dentro de estos tipos de seguros están: